domingo, 17 de mayo de 2009

Cuando sucede lo inevitable...

Según la usanza japonesa la muerte no es un solo espíritu, son varios, y cada vez que una persona muere, escribe su nombre en un cuaderno... (Imagino muchos han presenciado esto en la famosa serié anime Death Note que me permito recomendar)
El día de hoy traigo este tema a la mesa, no por una solicitud de algún amigo, sino por simple interés; hoy hablaremos un poco de la muerte, esa linea que muchas veces nos separa de nuestros seres queridos; que sin embargo nos rodea y abraza en cada momento de la vida (si lo sé... asusta un poco).

Hace realmente poco (no mas de 3 días) me informaban de una noticia lamentable, un compañero de promoción hacia unas horas atrás... una noticia que debo decir, había fallecido. De primera mano, no me impacto demasiado como al resto de mis compañeros, tenia "algo" que hacer y estaba distraido; el hecho era lamentable pero mi memoria no cuadraba con el nombre y me supuse relativamente alejado al evento.
Siempre he considerado que una persona que no esta ligada a una muerte no puede simplemente aparecer a lamentarla (pues la desconoce); no significa que no sea capaz de entenderla, pero al no tener recuerdos como alguien cercano a la persona solo incomodaríamos a los presentes (que verdaderamente le conocieron); en fin, unas horas más tarde, otro compañero me hacia nuevamente el comentario; pero esta vez decidí ser un poco mas acucioso y le pregunte si no tenia una foto grupal para identificarlo mejor, resulta que finalmente... si le conocí.

Aún si no eres cercano, saber que una vida que tu consideras recién inicia, termina.... Te impacta.
Fue en ese preciso momento que repare sobre lo curiosa que es la vida y en particular... la muerte; resulta que: no era tan ajeno como yo me pensaba.

Al día siguiente, mientras preparaba mentalmente este articulo, mi mamá me hizo la invitación a la presentación de un libro presentado por una celebridad local: Tatiana Vda. de Hándal; para los familiarizados con el panorama político nacional, este nombre ya debera haber evocado muchas ideas, para los que no: bastará con decir que el Sr. Shafick Hándal fue un gran hombre y político, e incluso sus opositores no podrán negar que a lo largo de toda su vida siguió sus ideales, y eso lo hace grande para la historia nacional. (Informó que no tengo interés en ninguna opinión negativa sobre la persona y que si opinan distinto por favor lo guarden para otro momento o busquen un espacio de discusión adecuado, que de antemano aviso, no es este. Gracias xD... Continuó)
Durante la presentación de esta obra literaria, y como es costumbre, la Sra. Vda. de Hándal dijo unas cuantas palabras dentro de las cuales me gustaría citar el inicio de su discurso que realmente me impactó mucho:


"A lo largo de mi vida he tenido dos paros cardiacós, el primer cuando tenía 8 años y sobreviví gracias a los cuidados de mis padres y los médicos rusos que me atendieron... El segundo... fue cuando vi a Shafick..."
Tatiana Vda. de Hándal

Esta aparentemente tan sencilla frase tranquilizó mi alma y me dio la respuesta que tanto quería oír: Cuando partimos... no morimos, vivimos para siempre en los recuerdos de aquellos que nos quisieron en vida; a partir de ahí... todos somos inmortales. Esta es verdaderamente la conclusión que el día de hoy he querido compartir con uds.; la muerte como tal es un hecho sencillamente lamentable, temible y que inevitablemente alguna vez enfrentaremos. ¿Es este motivo suficiente para vivir con miedo?: No.
Y me aferraré a partir desde este momento a esto: no moriré, pues mi recuerdo habita en aquellos que aprecio y en todos los que me rodean, soy parte de la memoria colectiva que algún día se transmitirá a los que nos sucedan (justo como lo somos todos) y por eso sé que nadie nunca muere realmente.

La muerte igual que la vida no es más que una mera ilusión, y tanto más triste por el hecho de que a diferencia de la vida nunca podrá ser verdad.

"El que se nos fue... (leí ó escuche alguna vez) solamente se nos adelanto, porque para allá vamos todos".
Y con esta reflexión, termino esta nota, que dedicó a todos los muertos, ahora tienen el beneficio del escritor: vivir también eternamente a través de un texto.

De Dios Gocen...

Y me despido hasta mañana...

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